La clave del escándalo es muy simple. Flynn mantuvo varias conversaciones telefónicas y a través de mensajes de texto con el embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, en noviembre, diciembre, y enero
La cuestión es que esas conversaciones podían abrir las puertas a una investigación formal si en ellas Flynn hubiera cometido un delito penal al violar la Ley Logan de 1799.
El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el ex general Michael Flynn, ha presentado la dimisión después de que los servicios de inteligencia de ese país descubrieran que había mentido acerca de sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergey Kilsyak.
Según la prensa estadounidense, que ha citado a los servicios secretos de ese país, Flynn había mentido al propio vicepresidente, Mike Pence, sobre la conversación que mantuvo con Kilsyak el pasado 29 de diciembre. De acuerdo con la información del espionaje estadounidense, Flynn prometió a Kilsyak que Donald Trump levantaría las sanciones económicas impuestas a Rusia por su anexión de Crimea y por su intervención en las elecciones estadounidenses.
Ese mismo día, el entonces presidente, Barack Obama, había impuesto duras sanciones diplomáticas a Moscú, al expulsar a 32 diplomáticos de ese país y cerrar dos centros vinculados a la embajada rusa en Washington. Para sorpresa generalizada, el presidente ruso, Vladimir Putin, no tomó ninguna represalia, alegando que iba a esperar a ver si las relaciones entre Moscú y Washington mejoraban con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Poco antes de que Flynn dimitiera, los medios de comunicación de EEUU habían informado de que un informe del mes pasado del Departamento de Justicia indicaba que Flynn podría ser susceptible de ser chantajeado por Rusia. Es la llamada táctica del ‘kompromat’-un juego de palabras entre ‘compromiso’ y ‘chantaje’-, una técnica común en la Unión Soviética, primero, y en Rusia, después, y que consiste en obtener información sobre la vida privada de una persona para poder chantajearla.
Flynn tiene buenas relaciones con Moscú, como revela el hecho de que haya trabajado como analista para la cadena de televisión RT, que ha sido acusada de ser un instrumento de propaganda del Kremlin. La actuación de Flynn podría hacerle susceptible incluso de ser procesado por la Ley Logan, que prohíbe a un ciudadano privado realizar misiones diplomáticas. Pero, más allá de las repercusiones legales para el ex general, su dimisión supone un durísimo golpe para Donald Trump.
El candidato que había prometido eficacia acaba de ver a uno de sus más cercanos colaboradores fuera del Gobierno. De hecho, Flynn se ha convertido en el asesor de alto nivel de un presidente de EEUU que ha tenido que dimitir en menos tiempo: hace apenas 23 días que el ex general había jurado el cargo.
La salida de Flynn del cargo es también un duro golpe para uno de los grupos dominantes del equipo de Trump: el de los ultranacionalistas. De hecho, el general retirado era, junto con el máximo asesor presidencial, Streve Bannon, y la ‘mano derecha’ de éste, Stephen Miller, el líder de esa facción. Ese grupo es el que llevó a la victoria a Trump. Flynn llegó al extremo de reunirse en noviembre con el líder de la ultraderecha austríaca, Heinz-Christian Strache, que ha firmado un acuerdo de coordinación con el partido Rusia Unida, al que pertenece Vladímir Putin.
Pero también esa ‘familia ideológica’ es la que le ha lanzado al laberinto político de la Orden Ejecutiva contra los inmigrantes de siete países musulmanes, que ha sido paralizada por la Justicia. En los últimos días, Trump ha estado más cercano a sus viejos amigos de Nueva York, como el financiero de private equity Steven Schwarzmann–que no tiene cargo político–, el ex Goldman Sachs Gary Cohn, y su yerno, Jared Kushner.
Flynn es un general extremadamente capaz, y uno de los hombres que ha creado el actual sistema de inteligencia de Estados Unidos. Sin embargo, su personalidad es muy conflictiva. Cuando Barack Obama le cesó de la dirección de la DIA (la principal organización del espionaje militar), por, entre otras cosas, su agresividad hacia Irán, Flynn se lanzó a una cruzada contra el entonces presidente que le entregó en los brazos de Donald Trump. Según la CNN, Keith Kellogg asumirá el cargo de forma interina.
Origen: Dimite el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos por sus lazos con Rusia
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