La abrupta renuncia de Michael Flynn como asesor de Seguridad Nacional fue un duro golpe a la política exterior de Trump. Hará falta que su sucesor empiece a construir lazos de Washington con Moscú desde cero.
La abrupta renuncia de Michael Flynn como asesor de Seguridad Nacional la noche del lunes, 13 de febrero, fue un duro golpe a la estrategia de la política exterior de Donald Trump, menos de un mes después de que entrara en la Casa Blanca. Flynn fue el arquitecto y el motor primario de los planes del presidente para una estrecha cooperación con el presidente ruso, Vladimir Putin.
Fue derribado por desinformar al vicepresidente Mike Pence – y es muy probable que al presidente también – sobre el contenido de la conversación que mantuvo con el embajador ruso antes de la inauguración de Trump.
Aunque es el retirado teniente general Keith Kellogg el que asume el control como NSA, la Casa Blanca está considerando con urgencia un reemplazo permanente para llenar el gran espacio que deja Flynn. El nombre del ex director de la CIA David Petraeus ha aparecido, pero sus indiscreciones sobre secretos de Estado todavía pesan más en su contra. El vicealmirante Robert Harward, un ex SEAL de la Marina, es un competidor fuerte, aunque más pueden surgir.
Incluso antes de escoger a su próximo asesor de seguridad nacional, Trump tendrá que determinar cómo proceder con su distensión con Putin, los datos altamente sensibles de la cual fueron gestionados personalmente y de manera confidencial por Mike Flynn como la pieza central de la política exterior de la nueva administración.
Sus contactos con Moscú estaban bajo fuego pesado de amigos y enemigos del presidente por igual, tanto antes como después de las elecciones de noviembre. Fue defendida incondicionalmente por el propio Trump, Pence y Flynn. Sin embargo, ni el presidente ni el vicepresidente pueden decir exactamente lo que Flynn prometió a los rusos y a qué acuerdos se comprometió. Por lo tanto, hará falta que su sucesor empiece a construir lazos de Washington con Moscú desde cero.
Mientras que la salida de Flynn ha causado estragos en la administración Trump, es una catástrofe para el Medio Oriente, ya que un objetivo fundamental de la alianza entre Estados Unidos y Rusia, que se configura como un modelo para otras regiones, habría sido la de cortar las alas a Irán y reducir su papel predominante en Oriente Medio, poder conferido por Barack Obama.
Solo Flynn estaba al tanto de los acuerdos suscritos con el rey saudí Salman en Riad, el rey Abdullah de Jordania en Ammán, el presidente Putin en Moscú, Tayyip Erdogan, en Ankara, Abdel-Fatteh El-Sisis en El Cairo y el primer ministro Binyamin Netanyahu en Jerusalén.
Algunos de los resultados de estos comenzaron a tomar forma en el día que renunció, cuando los grupos rebeldes sirios dirigidos por oficiales de operaciones especiales jordanos atacaron posiciones del ejército sirio en la ciudad sureña de Daraa. Este fue el comienzo de una operación para expulsar a las fuerzas del gobierno sirio y sus aliados iraníes y de Hezbollah de las tierras fronterizas con Jordania e Israel.
En El Cairo, también, el presidente Michel Aoun del Líbano y su anfitrión, El-Sisi estaban armando un plan para que el ejército egipcio y las fuerzas del Golfo entraran en acción contra Hezbollah en Siria y el Líbano.
El miércoles, 15 de febrero, el Primer Ministro Binyamin Netanyahu visitará la Casa Blanca para su primer encuentro con Trump como presidente. También está programado que discutan las operaciones estadounidenses contra Hezbollah y el papel que Israel jugaría.
En las próximas horas, Trump tendrá que decidir si sigue adelante con estas iniciativas en ausencia de Flynn y su conocimiento detallado de la forma en que deben seguir adelante, o simplemente ponerlos en espera hasta que su sucesor esté en su lugar y tenga tiempo para una estudio completo de sus complicados entresijos. Al mismo tiempo, un asesor de seguridad nacional diferente en la Casa Blanca podría tener diferentes planes de los adoptadas por su predecesor.
Origen: EE.UU. y Rusia esperan al nuevo jefe del NSC para dar los siguientes pasos contra Irán
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