Los médicos logran que un niño nazca sin la mutación del gen que determina el mal humor tan característico en la ciudad.
El niño, pese a sacarlo con fórceps, no paró de sonreír.
Alejandro Morales es el primer granadino de la historia que ha venido al mundo libre de la malafollá, ese mal humor tan característico en la ciudad de la Alhambra.
El hecho ha sido posible gracias a los médicos del hospital Virgen de las Nieves, que han atendido la petición de los padres de Alejandro, granadinos de toda la vida, rancios como ellos solos -él, dueño de una vetusta ferretería del centro venida a menos; ella, funcionaria del registro del Ayuntamiento-, que no querían que su hijo heredara la malafollá familiar.
Para ello el embarazo se hizo mediante fecundación in vitro, de los óvulos fecundados en laboratorio salieron varios embriones y los médicos lograron seleccionar uno sin la mutación del gen que origina la malafollá.
De esta forma, Alejandro será “un niño simpático que no estará todo el día quejándose y contestando”, dice el doctor Olóriz, convencido. “De hecho, lo hemos notado en el parto, ya que lo tuvimos que sacar con fórceps, todo arrugado, y ni siquiera ha llorado; no paraba de sonreír”, afirma.
Los médicos vaticinan que Alejandro será el granadino del futuro, “Nunca dirá expresiones como lavín compae, cuchi o cuidao con la polla”, aseguran. Saludará a sus conocidos por la calle, en lugar de mirar para otro lado, y si le toca la lotería al vecino, se alegrará en vez de criticarlo, indican los doctores.
Sin embargo, el nacimiento del primer granadino sin malafollá ha creado una gran polémica que ha dividido a la sociedad granadina, entre los partidarios de usar esta intervención genética para ir estableciendo un nuevo tipo de granadino que acabe con el estereotipo del malafollá, y los que creen que es mejor no alterar la naturaleza y dejar que los granadinos sean como siempre han sido.
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